La ilusión de Rosalba
Se acercaba el cumpleaños número ocho de
Rosalba, la pequeña estaba muy ilusionada, llena de emoción preguntaba a
diario a sus padres: –¿Cuanto falta para mi fiesta?-. Tras
la insistencia de las niña el padre perdió la paciencia y pensando que
podría calmarla si compran de una vez las cosas, fueron a traer todo lo
necesario para el festejo y lo metieron en la bodega. Pero el plan no
funcionó como se esperaba, la niña ahora quería ver a diario que no
faltara ni una sola cosa en la bodega, en especial la piñata; una
hermosa princesa de vestido azul.
Ignorada
por sus padres, molestaba ahora a su hermano, pidiendo que le llevara
todo a su cuarto y así podría vigilarlo mejor, sin necesidad de que le
abrieran la bodega a diario, el chico tenía menos paciencia, pero logró
aguantar lo suficiente, hasta un día antes de la fiesta.
Fue
entonces que le dieron gusto, después de preparar las bolsas con
dulces, y colocarlas en una caja, las metieron en su habitación con las
decoraciones, y por supuesto con la piñata que al parecer era lo que más
deseaba tener a la vista, colgado en medio de la habitación la observaba desde cualquier rincón.
Aquella
linda princesa con su largo vestido azul acaparaba las miradas de la
niña, se preguntaba la pequeña si luciría igual cuando se vistiera con
el mismo traje, pasó horas sentada observando su piñata hasta caer
dormida.
Al
día siguiente a la familia le extraño un poco que Rosalba no estuviera
ya brincando por la casa, apresurándolos para armar la fiesta, pensando
que aun no se había levantado la madre fue hasta su cuarto, después de
un profundo grito de dolor los demás familiares
subieron para encontrarla tirada de rodillas en la puerta llorando,
señalaba hacia el techo, del cual su niña estaba colgada mientras la
piñata dormía tranquilamente en la cama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario